Cuenta la leyenda que La Cueva de la Encantada recibe tal nombre a causa de un padre moro que dejó encerrada a su hija en dicho lugar, por lo que en algunas ocasiones se puede escuchar a la joven cantando e incluso muchos afirman que son en las noches de San Juan cuando más deleita su canto.
Se trata de un asentamiento donde vivieron varias generaciones de miembros pertenecientes a un mismo tipo de cultura, la “Cultura del Argar”, extendida en aquel momento por todo el sureste peninsular en la Edad del Bronce (1900-1600 a.C.).
Es visible el aterrazamiento de las dos vertientes del cerro, consiguiendo espacios planos, mínimos en muchos casos, sobre los que construían sus cabañas.
Con los restos materiales hallados se ha podido documentar que los pobladores de la Balunca se dedicaban principalmente a la agricultura, mantenían animales domésticos, fabricaban numerosos objetos de uso cotidiano en cerámica, utilizaban el telar para la confección de sus vestidos, y su ritual funerario consistía en el enterramiento individual o doble en el interior de las viviendas.
El asentamiento se establece en uno de los espolones que salen al paso del margen izquierdo del río Guardal, a unos tres kilómetros de Castilléjar.
@ Turismo y Patrimonio en el Geoparque de Granada 2024
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