Forma parte junto con el yacimiento del Cerro del Real de la ciudad ibero-romana de Tútugi.
La necrópolis es conocida a nivel arqueológico desde el año 1920, fecha de publicación de resultados de la campaña de 1918 por Juan Cabré y Federico de Motos. No obstante, el descubrimiento data de 1914 cuando una mujer de Galera tuvo un sueño en el que profetizaba se encontrarían abundantes y ricos tesoros en el sitio que ella designó guiándose por las revelaciones y ensueños que en repetidas ocasiones había tenido. A partir de entonces se iniciaron una búsqueda de los tesoros por gente del pueblo, con la “fortuna” de descubrir algunos de los túmulos de la necrópolis. Posteriormente, Federico de Motos realiza algunas excavaciones entre los años 1916 y 1917.
El conjunto tumular de Tútugi sobrepasa el centenar de sepulturas distribuidas por una amplia superficie y que sus excavadores dividieron en tres zonas.
Sus características son:
– Cámaras de planta cuadrada y rectangular construidas con mampostería y sillería.
– Las cubiertas son a base de grandes losas se sostenían en algunas cámaras columnas provistas de artísticos capiteles.
– Pavimentos y paredes estucados con yeso y pintados con hermosas composiciones geométricas y figurativas.
La variedad de las tumbas, tanto en sus estructuras constructivas como en la calidad de sus ajuares, pone de manifiesto la fuerte estratificación social de esta población. Las sepulturas más ricas introducen en sus cámaras magníficos ajuares en los que abundan las cerámicas griegas de figuras rojas, ánforas profusamente decoradas, cajitas de piedra empleadas como urnas cinerarias y pintadas con motivos orientalizantes, vasos de bronce, elementos de orfebrería y pequeñas esculturas de una calidad tan elevada como la de la famosa figurilla de alabastro de una divinidad conocida como la Dama de Galera.
El Cerro del Real fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1931.
En la actualidad se ha procedido a su puesta en valor y es por tanto un yacimiento visitable.