¿Sabéis que en el norte de Granada hay un rincón en el que es posible ver y abrazar (entre al menos cinco personas, eso sí) unas impresionantes secuoyas? Bueno, lo de abrazarlas está ya más difícil, porque el paraje en el que se encuentran ha sido vallado para garantizar su protección, pero la verdad es que merece la pena dedicar una mañana o una tarde a pasear por allí, dejar volar la imaginación mirando hacia sus altas copas y hacer algunas fotos. Así que ya lo sabéis: no hace falta ir hasta California para ver de cerca estos impresionantes árboles.
Se encuentran en el Cortijo de la Losa, a las faldas de la Sierra de la Sagra, en una carretera que conecta la Puebla de Don Fadrique con Huéscar. Son un grupo de treinta secuoyas que, al parecer, se plantaron hace unos 150 años por el duque de Wellington en ese espacio que hoy se corresponde con ese cortijo. Ese parece ser el origen de la denominación de las secuoyas en España, wellingtonas. Aunque los expertos en el tema me cuentan que la variante que se encuentra en este lugar del norte de nuestra provincia se llama Mariantonias.
En este “ramillete” de secuoyas podemos encontrar alturas de unos 50 metros y troncos con un perímetro de más de 7 metros. Y eso que son pequeñitas… Estos árboles pueden ser milenarios, por lo que todavía les queda mucho por crecer. Lo importante es que las valoremos y las cuidemos para que puedan hacerlo y podamos seguir disfrutándolas. Os animo a hacerlo y conocer de cerca estas impresionantes Mariantonias.